Últimamente, una de las cosas que más me interpela es la forma de las hojas de los árboles: ¿por qué hacia ahí, por qué hacia esa geometría? ¿Es un propósito? Pero, ¿hay propósito en la materia?
¿Cuál es el filo entre lo inerte y lo vivo, dado que: lo inerte también se organiza con la misma finalidad que lo vivo; cierta perpetuación (véase, por ejemplo, la acreción hasta planetas, los cristales, la condensación; esas estructuras disipativas descubiertas por Prigogine o los fractales de Mandelbrot, que parecen estar por todas partes)?
No tengo respuesta, o mi respuesta es mirar. Ahora la hoja del roble, en celta duir, que en inglés da lugar a door, que significa "puerta". Aquí una puerta labiada y tersa que me hace pensar en la importancia de la cooperación entre fuerza y ternura para la perdurabilidad de las formas organizadas.
Imagen de Otto Wilhelm Thomé (Flora von Deutschland, Österreich und der Schweiz, 1885).
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