"Hay geometría en la vibración de las cuerdas",
Pitágoras
En El universo
elegante, Brian Green se cuestiona qué
principio podría englobar una Teoría del todo,
una teoría que explique el Universo a todos los niveles, tanto el inmenso como
el minúsculo.
Inciso: para entender la pregunta de Green debemos tener en
cuenta que aún no comprendemos bien por qué el comportamiento de la materia a
escala cuántica difiere tanto del funcionamiento del universo a gran escala. Simplificando
mucho, por el infinito minúsculo aún se nos escapan, en parte, las partículas
subatómicas y su funcionamiento (por el gran infinito también se nos escapan
cosas, por ejemplo, qué es la materia
oscura, invisible pero inferida a partir de sus efectos gravitacionales;
pero esa es otra historia).
Por otro lado, en su libro Green nos explica (de manera excepcional,
por cierto) la Teoría
de cuerdas, que es una de las candidatas a Teoría del todo (en realidad un laberinto
que crece por doquier cuanto más a fondo se desarrolla, pero, ¡qué hermosa la
realidad como laberinto!)
Destaco una de los conceptos de esta Teoría: en el interior
de cada partícula subatómica de la materia habría una cuerda que vibra.
Y aquí viene lo más fascinante: ese estado vibracional de la
cuerda ES la partícula. En otras palabras: cada vibración de cada cuerda sería una
geometría (la “forma” de la partícula concreta que la cuerda es).
De manera
completamente imaginativa, añadiría que cada vibración podría ser también el “deseo”
de ser algo; en este caso una partícula concreta.
Y ahora me pregunto, ¿acaso no debería tenerse en cuenta ese “deseo”
a la hora de desarrollar una Teoría del todo, por supuesto junto con las otra cuatro
fuerzas fundamentales (electromagnética, nuclear débil y fuerte; la gravitatoria)?
Pensémoslo un poco antes de negar con la cabeza y volver al
mito del universo mecánico: a nivel subatómico, ese deseo podría explicar muy
bien, por ejemplo, el amor doble del hidrógeno por el oxígeno o la pulsión que
construye el ADN. A nivel cósmico, parece haber un gran deseo en procesos como la acreción; que hace posible la formación de planetas alrededor de las estrellas.
Y, tal vez, en la confluencia del deseo minúsculo y del deseo
mayor esté la clave de la vida; una
vibración sobre otra vibración, y otra, y otra; todas ellas maravillosamente
orquestadas (teleonomía lo llamó Monod, muy prudentemente).
Aunque también es posible que el Universo sea un secreto indescifrable, sin Teoría del todo. Y que nuestra especie, atravesada por lo inmenso y lo minúsculo y siempre deseosa de saber, tenga que seguir adelante casi ciega.
Imagen: Monocordio. Gerardo Rosa--Grosasm-Trabajo propio. Instrumenta polychorda2.gif.