La sombra del ingeniero
informático Claude Shannon me resulta sorprendentemente alargada. Por una parte,
su teoría de la información, creada a finales de los años 40 del siglo pasado,
influyó en el desarrollo de la teoría matemática de la comunicación o teoría de la información.
De ahí que en los institutos se estudie la comunicación
en términos de intercambio de mensajes (cifrados en un código, que no lengua) entre un punto A o emisor y
un punto B o receptor [nótese lo aburrido que puede resultar para los alumnos y
alumnas esta explicación reduccionista; amén de lo lejos que está de nuestras
lecturas de La Celestina o de las
conversaciones llenas de gestos que continuamente ellos mismos mantienen].
Sin embargo, todavía me asombra más la influencia de la teoría de la
información de Shannon en la interpretación del cosmos que hacen teóricos muy
actuales, como el físico de la Universidad de Oxford Vlatko Vedral. Según
él: “el universo mismo no estaría compuesto de materia
ni de energía, sino de información”.
Quizá esté obsesionada con Shannon, pero incluso
he creído notar su influencia en libro El
universo informado, de Ervin László, que leí hace un par de años. En esta obra, László (filósofo de la ciencia con
varias decenas de títulos publicados) plantea que la sustancia clave del cosmos
sería un “campo de información” situado en un “vacío cósmico” (akasha o éter en sánscrito) que funcionaría
como “almacén” de la información de todo lo sucedido alguna vez en el
universo.
La explicación recuerda bastante a la nube o al disco duro de
los ordenadores (a vueltas con Shannon), aunque quizá haya que reconocerle también
algunas similitudes con el orden
implicado del físico David Bohm (ver El
paradigma holográfico, una obra muy interesante y, por cierto,mucho más poética).
Y aquí sigo, buscando información sobre la información que conforma el mundo, según Shannon y demás. Supongo que alargando aún más la sombra de Shannon o –lo que es más probable– echando un poco más de información al vacío.
Imagen: La Celestina observa un intercambio de información entre un emisor (Calixto) y un receptor (Melibea), registrado por Fernando de Rojas en su código castellano de 1499. Aunque por razones diferentes, estos dos personajes también acabarán en el vacío.
Y aquí sigo, buscando información sobre la información que conforma el mundo, según Shannon y demás. Supongo que alargando aún más la sombra de Shannon o –lo que es más probable– echando un poco más de información al vacío.
Imagen: La Celestina observa un intercambio de información entre un emisor (Calixto) y un receptor (Melibea), registrado por Fernando de Rojas en su código castellano de 1499. Aunque por razones diferentes, estos dos personajes también acabarán en el vacío.
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