1. La vida parece devenir del hábito de los minerales, de su conocimiento organizativo. Un continuo en ese primer propósito parece hacer el deseo de vivir, y entonces la mater (materia) irá más allá para convertirse en algún órgano u orgánulo que se entienda con su contexto compositivo. También parece estar la vida en el lenguaje. Asimismo, lo está en la creatividad que se salta el hábito para indagar nuevas formas, según necesidad que la lengua avise (esa inyección en la veta).
2. Conociendo los minerales (su composición, su geometría, y otras características como el hábito, la dureza, la tenacidad o la fractura), emerge de pronto la versión humana de la mineralidad, el porqué de lo vivo explicado desde la veta, el latido milenario o el propósito de la estructura molecular de los minerales.
3. Así parece que lo mineral también es nuestro lenguaje; un lenguaje que nos menciona y explica. Ha sido escrito en los renglones de la Tierra; en los estratos (de igual modo, lo encontramos en los árboles, como se vio en La Escuela de las Órbitas -Olé Libros, 2023- y en su reflexión poética sobre el calendario de Ogham).
4. Era esperable, si lo pensamos desde la perspectiva del fractal: el mundo se genera reiterando sencillas ecuaciones creativas (que repiten mater, añadiendo variables ligeras. Eso da la hierba bajo el sol, por ejemplo, la costa de Bretaña, las nubes). A dichas ecuaciones se las ha llamado cantos, nueces del rito; y antes de la explicación racional fueron secretas, aunque muy utilizadas.
5. Los minerales hablan lo suficientemente alto para que los escuchemos, pero lo hacen tan despacio que no los oímos. Por eso no alcanzamos a entender que hablan de nosotros, hijos minerales; procesos minerales.
6. Ya en la alquimia se vio la psique con claridad: del infierno a Beatriz es de la nigredo al oro. El duelo puede devenir en comprensión, el miedo en avance; o la aventura del espino es sobrevivir por afilamiento (y consumir tanto mineral como se encuentre).
7. Y todo porque, tras el inicio del universo, el Hidrógeno supo congregarse. Poco a poco vinieron de él todos los cristales, del mismo modo que de los movimientos psíquicos emerge la cosmovisión que cristaliza en mundo: hijos de lo mineral atrapados en la Gran Rueca.
8. En definitiva, los minerales son las flores de la tierra, flores secretas que hacen nuestra sangre.
9. Parece que el Secreto está en la geometría de los cristales y se puede llevar al lenguaje, si este reproduce esa geometría: es un volver al inicio para reflejar el propósito, representar por escrito el juego de la vida, la reiteración geométrica con variables; de nuevo el fractal. Si esto va al aliento, el lenguaje se congrega para dar a luz, esto es, también se vuelve creacional. La figura geométrica que aparece en el papel entonces (o en tus oídos) ya no es una transcripción: es vida y generará vida. La magia del lenguaje se presenta aquí por imitación de la geometría de los minerales, del mismo modo que lo hacen los cuerpos.
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